En nuestros días, el divorcio es una constante que afecta a muchas familias; múltiples y variadas pueden ser las causas y auque el divorcio se lleve a cabo en las mejores condiciones, es de esperarse que surjan ciertas dificultades.
En matrimonios donde hay hijos, una de esas dificultades es que inevitablemente afectará a todos los miembros que la conforman. Pues la separación, conlleva un impacto directo sobre el mundo emocional y conductual de toda la familia y sobre todo de los menores, debido a que la familia, tal y como el niño la había concebido durante toda su vida, cambiará.
Durante el primer año de la separación, es cuando se dan las mayores afecciones en la vida del niño debido a que todo se reorganiza. Cambios en sus rutinas diarias, la disciplina, los juegos, los amigos, etc. Y por otra parte, suele ser también el periodo más crítico para los padres.
Como proceso, la separación de los padres involucrará una serie de cambios en la vida familiar, que afectarán sin lugar a dudas la vida del menor.
- - Reducción del ingreso familiar: lo que frecuentemente se traduce
en cambios de domicilio, escuela y por consiguiente, aumento en el estrés parental. - - Reducción del contacto con alguno de los padres: En mayor o menor
medida, se pierde la relación cotidiana con alguno de los progenitores, por semanas,
meses e incluso años. Y por ende, la perdida de otros familiares como tíos, primos y abuelos. - - Cambios en las conductas de los padres: disminución de la tolerancia,
disminución en la comunicación y/o mayor supervisión.
La falta de uno de los progenitores en la vida diaria del niño y la añoranza de la familia, tal y como era en un principio, genera fuertes reacciones, no demasiado diferentes a las que siguen a la pérdida de un ser querido.
De ahí, que es obligación de los padres estar atentos a las diversas reacciones que muy probablemente presentarán sus hijos, esto, con la finalidad de minimizar los efectos que el divorcio trae consigo.
Muchos autores coinciden en que estos efectos dependen del nivel de desarrollo del menor y de los conflictos e intensidad de los mismos entre sus padres.
Por lo tanto, experimentar un divorcio traumático puede interrumpir el desarrollo del niño. Hay niños que se quedan estancados en la etapa en la que tuvo lugar el trauma y otros que parecieran haber olvidado las enseñanzas pasadas.
A continuación se presenta una descripción clínica sobre como reaccionan los niños al divorcio de sus padres en función de su edad, propuesta por Wallerstein.
Los niños en edad preescolar presentan un malestar profundo, un alto nivel de ansiedad ante la separación, miedo de que los padres los abandonen, un alto índice de regresiones y una escasa capacidad para entender el divorcio, y por consiguiente, una tendencia para culparse a sí mismo por la separación.
Los niños de edad escolar suelen presentar un nivel moderado de depresión, se preocupan por la salida del hogar de uno de los padres y añoran su regreso, perciben el divorcio como un rechazo hacia ellos y temen verse reemplazados.
Durante la preadolescencia, la reacción al divorcio se suele manifestar mediante la expresión de sentimientos como cólera y la tendencia a culpar a uno de los padres, pudiendo desarrollar también síntomas somáticos.
Los adolescentes, aunque se sienten apenados y con un cierto nivel de ansiedad, en general suelen afrontar mejor el divorcio. Ya que poseen un mejor desarrollo cognitivo y emocional. Aunado a esto, tienen la ventaja de poder contar con el apoyo de sus iguales y de otros adultos en ambientes extrafamiliares, lo que puede aminorar los efectos de la separación y facilitar su reajuste.
Cabe destacar que cada niño puede reaccionar distinto frente a un caso de separación, no obstante, para los padres debe resultar imprescindible el perfecto conocimiento de cada uno de sus hijos. El grado de comunicación que exista entre padres e hijos y el asesoramiento de un profesional que garantice las modificaciones conductuales en los padres; puede ser el arma perfecta para no causar más daño (emocional y/o conductual), del que va a sufrir por la separación en sí, recuerde, la mejor forma de abordar un divorcio o una separación, se encuentra en la forma en que los padres anticipan los cambios a los hijos, comunicar y bajar la ansiedad por la incertidumbre, son las claves para un buen manejo.
Debido a la constante solicitud de nuestros padres de familia, ACC especialistas a creado un servicio de apoyo sin costo que consta de una asesoría por una hora para recibir apoyo en su divorcio o proceso de separación, y así contribuir a que nuestras familias encuentre esta tan esperada reorganización.
REFERENCIAS
Fernández, R. F. y Godoy, F. C. El niño ante el divorcio. Madrid. Pirámide, 2002; 6, 55 – 68.
Figueroa, L. F. Los hijos y la separación de la pareja. Revisado 13 de Mayo, 2011, en http://cursos.puc.cl/medfabuc-1/almacen/1248294190_vvaldes_sec1_pos0.pdf
Menéndez, B. I. Efectos de la separación matrimonial en los niños. Revisado 22 de Mayo, 2011, Clínica Psicológica. Asturias, en http://www.isabelmenendez.com/escuela/separacion.pdf
Autor
Lic. Karina Zamora Muñoz
Rev. 24 Agosto 2011